Una empresa con sede en el municipio gerundense de Aiguaviva, denominada Alma, se ha convertido en referente de la producción de infusiones ecológicas hasta el punto de que exporta a tres continentes y, en el último trimestre, ha alcanzado una facturación de casi medio millón de euros.
Uno de los responsables de la compañía, Jordi Pou, explica que el punto de inflexión hacia la expansión internacional fue una apuesta hecha a tal fin en la feria internacional de la industria de la alimentación y bebidas «Alimentaria».
Alma se presentó a esa cita con 60 referencias y 36 sabores diferentes entre té, infusiones y tisanas, algunos tan sorprendentes como el de ratafía (un licor típico de zonas montañosas del Pirineo presente también en países como Italia), pacharán o fresas con nata.
El 90 por ciento de estos productos son totalmente ecológicos, una estrategia que ha abierto definitivamente las puertas del mercado internacional a esta compañía gerundense.
«Evitamos el tema de los pesticidas para aprovechar al máximo las propiedades de las hierbas», señala Pou, quien añade que buscan siempre sabores que remonten al consumidor «a cosas ancestrales o que sean conocidas desde hace mucho tiempo».
La «curiosidad» del cliente es otra de las cosas que busca Alma, según Pou, que cita como ejemplo la infusión que emula el gusto de las fresas con nata.
Toda esta estrategia ha servido para que la compañía exporte ahora a mercados como el Reino Unido, Alemania, Polonia, Grecia o Francia, por lo que se refiere a Europa, pero también a otros dos continentes como Asia y América.
En el primero de estos casos, el destino es Tailandia y, en el segundo, Perú, que ha realizado un pedido para la cadena de supermercados Wong.
«Estos establecimientos peruanos han llegado a un acuerdo comercial con nosotros por su interés en los productos ecológicos y contarán con catorce de nuestras referencias», detalla Pou.
A Pou le pareció «curioso» al principio que negocios de otros países se interesen por infusiones «con gustos de aquí», pero destaca de inmediato el esfuerzo para garantizar una producción ecológica.
«La sensibilidad de nuestra empresa era la de crear un producto al que se pudiera seguir desde el cultivo en origen hasta el momento de empaquetarlo para la venta, lo que se conoce como trazabilidad», señala este directivo de Alma.
Pou relata que «las hierbas seleccionadas no se han tratado con pesticidas» y que se ha creado un nuevo formato de bolsa a partir de una material denominado ‘soilon’, «que es biodegradable y permite que el consumidor vea lo que hay en el interior».
«El hilo también es biodegradable, así como la etiqueta, la tinta y el plástico en el que cada infusión está envuelta, mientras que las cajas cuentan con el certificado FSC, que garantiza que no se ha dañado árboles para su elaboración, sino que provienen de reciclar residuos de cartón», explica Pou.
Con menos de cuatro años de vida, Alma ha producido en el segundo trimestre más de 2.400.000 infusiones y ha situado el área de exportación en un 9 por ciento de su facturación.
La empresa mantiene además un proyecto de responsabilidad social corporativa con una iniciativa, denominada ‘Bolsos con Alma’, que promueve la creación de puestos de trabajo para personas en riesgo de exclusión social. EFE. Fotografía: Alma.