A finales del mes de enero se hizo público que los restaurantes de comida rápida McDonald´s iban a utilizar pescado con la ecocertificación pesquera (MSC, Marine Stewardship Council) a partir de febrero, haciéndolo coincidir con el lanzamiento de una nueva gama de productos y menús. Sin embargo no es la única multinacional que comienza a adoptar estos compromisos con una gestión sostenible de los recursos marinos en el mundo. Firmas de productos precocinados y congelados han visto su cuota de mercado para pescado empanado incrementado en un 30% desde que decidió adoptar la ecoetiqueta, el grupo Sodexo ha anunciado que se abastecerá de productos pesqueros con esta misma certificación en los 80 países en los que trabaja e incluso Mars Petcare, marca de comida para animales domésticos, ha lanzado al mercado dos líneas de alimentación elaborados a partir de recortes de pescado 100% con este sello.
No obstante, no son sólo grandes marcas las que toman este tipo de iniciativas. En el caso de España tenemos empresas que han logrado que sus productos obtengan la etiqueta MSC: la navaja que comercializa la Cofradía de pescadores de San Martiño de Breu (Pontevedra) y el bacalao de Pescafría (San Sebastián) y algunos otros que están el proceso de certificación. Por otro lado, grandes establecimientos como Lidl, Carrefour y El Corte Inglés se surten de productos del mar con el sello MSC. Incluso grandes marcas de distribución del canal Horeca como Makro ya comienzan a mostrar este tipo de productos.
Desde hace años se viene hablando de que el aumento de las flotas pesqueras con la consiguiente presión sobre las pesquerías, la pesca ilegal (responsable de la eliminación del 90% de los atunes del mundo y el agotamiento de más del 80% de las pesquerías europeas) o el uso de determinadas redes de captura no selectivas están poniendo al sector pesquero español en una difícil situación desde el punto de vista económico, social y ambiental a pesar de ser la principal potencia europea en el sector. España surte de pescado a otros países y, además, es un gran consumidor: cada español consume unos 40 kilos de pescado al año. De hecho, especies como el atún rojo, la anchoa o el bacalao se encuentran en serio riesgo de desaparecer de nuestros platos. Según datos ofrecidos por organismos independientes, el 10% de las capturas actuales se realizan bajo criterios de sostenibilidad, lo que significa más de 13.000 productos pesqueros.
La sostenibilidad de una pesquería viene determinada por el hecho de que las capturas actuales deben mantenerse a un nivel que asegure las poblaciones de las especies marinas y sus ecosistemas de manera que permanezcan estables y productivas no sólo para cubrir las necesidades de la población actual sino de las futuras. En este sentido, el ecoetiquetado MSC se rige por las directrices de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU (FAO).
El hecho de que un producto luzca este tipo de etiquetado significa que procede de pesquerías de captura salvaje –también llamada extractiva y abarca tanto la que se realiza en agua dulce como salada-. Esto a su vez conlleva un compromiso firme con el mantenimiento del stock pesquero, la disminución de los impactos ambientales y una gestión eficiente y sostenible. El consumidor de pescado con certificado MSC sabe que lo que come sigue un riguroso control alimentario comprobable a través de la trazabilidad del mismo, lo que repercute en la seguridad alimentaria. Todo esto al margen de que, gracias a ello, se salvaguarda el futuro económico de las comunidades pesqueras y el mantenimiento de la diversidad biológica de nuestros mares y océanos.