La supervivencia de los bosques de algas y que éstos no se conviertan en blanquizales depende del número de erizos de mar que viven en el fondo marino, según un estudio científico.
El trabajo ha sido realizado por las universidades de Barcelona y La Laguna, el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) y el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC).
El estudio, que se ha publicado en revista «Philosophical Transaction of the Royal Society B», ha analizado cuáles son los factores clave para la destrucción los bosques algales en los fondos marinos, que son fuente de biodiversidad.
Según los científicos, los erizos son invertebrados marinos que actúan como agentes modeladores de la riqueza biológica de los fondos oceánicos, pero una proliferación excesiva de erizos también puede tener un grave impacto ecológico sobre los fondos marinos, ya que reducen la cobertura de algas y en consecuencia limitan la supervivencia de otras especies marinas.
Determinar la dinámica y los factores que transforman los bosques de algas en auténticos blanquizales submarinos ha sido el objetivo del trabajo firmado por los profesores Bernat Hereu y Mikel Zabala, del Departamento de Ecología de la UB; Emma Cebrian y Enric Ballesteros, del CEAB-CSIC; Joaquim Garrabou, del ICM-CSIC, y José Carlos Hernández y Sabrina Clemente, de la Universidad de La Laguna (Canarias).
También han participado otros centros de investigación de Australia, Canadá, Estados Unidos, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Japón, Chile y Noruega.
Bernat Hereu ha explicado que «los erizos se encuentran en un nivel intermedio en la red trófica, ya que se alimentan de algas y son depredados por peces (sargos, doradas, etc.).
Esto supone que en situaciones de sobrepesca, por ejemplo, la población de erizos puede llegar a dispararse hasta el punto de transformar los tapices y las praderas algales en blanquizales submarinos, poco productivos y de baja biodiversidad».
«Pero esta correlación general peces-erizos-algas no siempre es cierta, porque hay reservas marinas que son ricas en peces, erizos y blanquizales, y otras en las que, por el contrario, no abundan ni los peces ni los erizos de mar, y los bosques algales están bien conservados. Esto nos indica que hay interacciones desconocidas que pueden alterar la dinámica del sistema y desviar estos procesos», según Hereu.
Para descifrar cuáles son los procesos que afectan a la transformación de los bosques algales en blanquizales oceánicos, los investigadores han estudiado trece áreas marinas templadas de todo el mundo y han constatado que el proceso no tiene un régimen lineal, sino que responde a cambios repentinos sobre los ecosistemas marinos.
El trabajo ha confirmado la hipótesis de que este patrón de cambio es el mismo en todas las áreas oceánicas estudiadas, a pesar de las particularidades de cada ecosistema marino.
Según los investigadores, una serie de mecanismos de retroalimentación mantiene la estabilidad de los bosques marinos a lo largo del tiempo, pero cuando la densidad de erizos alcanza un valor crítico, el sistema ecológico se colapsa y pasa a ser un blanquizal.
En estos casos, será necesario que haya muchos menos erizos para que se recupere el bosque algal, es decir, para facilitar la transición de blanquizales a bosques.
Según el estudio, los procesos de retroalimentación que potencian la estabilidad y la recuperación de bosques de algas son la presencia de predadores de erizos, la pesca de erizos, una elevada productiva macroalgal, una alta biomasa de algas en el lecho marino, y fenómenos como tormentas o cambios en la temperatura del mar que pueden limitar la población de erizos, entre otros factores.
Por el contrario, los factores que potencian la progresión de los blanquizales marinos son la sobrepesca, tormentas o cambios en la temperatura del mar que pueden favorecer la proliferación de erizos.
«Prohibir la pesca no es suficiente para recuperar estos hábitats marinos. Si queremos restaurar los blanquizales marinos y recuperar los sistemas algales, podemos actuar sobre las poblaciones de erizos de mar o bien generar estructuras, replantando algas, por ejemplo, para acelerar el proceso de recuperación de estos hábitats marinos», ha concluido Hereu. EFE